Plano del museo
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Elige la ruta:
Ponte en camino si te interesa saber cómo se vivía y cómo en las granjas antiguamente se obtenía el pan de cada día, a qué se dedicaba la gente en los edificios públicos, cuáles eran desde la cuna a la tumba los eventos importantes en la vida de una persona. En la caja se puede también comprar la Guía del Museo o arrendar un audioguía para obtener mayores conocimientos. Hay que sentirse libre para iniciar una conversación con alguna granjera o granjero que gustosos contarán la historia de su finca.
Finca Sassi-Jaani. En la granja de Sassi-Jaani hay que tomarse su tiempo. Aquí la exposición te dará una visión general de los rasgos específicos de la arquitectura granjera y de las formas históricas de subsistencia de los estonios (agricultura, ganadería), y también conocerás herramientas y utensilios. En el huerto verás qué plantas se cultivaban en las granjas. En la cámara de la casa-trilla podrá leerse sobre la gente que vivía en la granja de Sassi-Jaani.
Finca Köstriaseme. Entra en la casa-trilla de la granja de Köstriaseme e imagínate cuán duro tenían que trabajar nuestros antepasados para conseguir su principal sustento: pan de centeno. En el espacio de la casa-trilla, con el humo del horno-trilla secábase las gavillas de centeno puestas sobre el enrejado de palos cruzados. En el espacio del edificio-trilla, con el mayal los granos eran separados de las gavillas, y éstos apartábanse del rastrojo aventándolos. La trilla se hacía de agosto a noviembre. Además de la propia cosecha, el campesino tenía que ir a la casa-hacienda para trillar el grano del hacendado.
Finca Härjapea. En la granja de Härjapea llegarás a un hogar de fines de los años de 1930: época cuando un hogar bien cuidado y organizado era el orgullo del ama de casa. Las habitaciones estaban adornadas con alfombras y mantas fabricadas en el mismo hogar, con manteles y cortinas tejidos a crochet, además de tapetes y otras confecciones textiles finamente bordadas. La despensa estaba llena de conservas hechas por el ama de casa y, en la cocina, cocíase potajes hechos por recetas que se hallaban en los nuevos libros de gastronomía.
Kapilla de Sutlepa. La iglesia ha desempeñado un papel importante en la vida de los estonios. Aunque durante mucho tiempo se siguieron las costumbres cotidianas de los antepasados precristianos, también los rituales eclesiásticos pasaron a formar parte inseparable de la vida. El bautismo, las bodas y los entierros se celebraban simultáneamente según las costumbres antiguas y de las de la religión cristiana. Los domingos íbase a la iglesia vestido con las mejores galas, en carreta o trineo tirado por un caballo. Tras el servicio religioso los alrededores del recinto eclesial se convertían en lugar de intercambio de noticias de la comunidad.
Finca Roosta. En la granja de Roosta puede hacerse una idea de las condiciones de vida del hogar de un siervo de la gleba en la isla de Saaremaa del siglo XVIII. Como los campos de Saaremaa eran poco productivos y pedregosos, los hombres se dedicaban a la pesca, navegaban por los mares y en épocas posteriores iban a Estonia continental a hacer trabajos temporales en la construcción y cavado de zanjas. No es ningún mito la percepción de la mujer isleña como mujer fuerte porque a menudo los duros trabajos del campo quedaban para el ama de casa cuidadora del hogar. Adjunto a la casa-trilla de Roosta está el establo de los bueyes ya que todavía en la primera mitad del siglo XIX para los estonios los bueyes eran los principales animales para arado.
Casa de oración de la Hermandad (de Moravia). En el patio de la granja de Roosta hay una edificación interesante más: la casa de oración de la Hermandad de Moravia. Esta hermandad religiosa tuvo sus comienzos en la Alemania de los años de 1720 y, en poco tiempo, llegó a Livonia. Sus ideas centrales eran el pietismo, la devoción, el culto a Cristo y a su ofrenda de Sangre. Llamaban a la igualdad, a la fraternidad y a la cooperación. Los predicadores eran los campesinos con más sentido social. El movimiento tuvo su mayor auge en Estonia en la primera mitad del siglo XIX. El centro más importante fue la Isla de Saaremaa. La Hermandad de Moravia desempeñó un papel importante en la alfabetización de los estonios.
Finca Jüri-Jaagu. Por entre la puerta del granero de Jüri-Jaagu (llamado establo-dormitorio en Muhumaa) podrás atisbar si la hija Riste tiene con algún joven cita de anochecer. A partir del Día de la Anunciación, los jóvenes de la aldea iban las noches de los sábados y los jueves detrás de las puertas de las chicas que habían sido confirmadas a pedir permiso para entrar y, al borde de la cama conversar acarameladamente. Para las madres este tipo de visitas se consideraba un honor: era indicio de perspectivas matrimoniales. El padre dueño de la granja, en cambio, no siempre les tenía aprecio a aquellos muchachos husmeadores. A menudo la palabra decisiva para la selección del futuro cónyuge la tenían los padres y, habiendo fallado a favor de alguien, el único en poder visitarla era el futuro novio.
Finca Kolga. La lista de trabajos de los isleños de Hiiumaa para procurarse el pan era extensa. Se realizaba labores de agricultura y carpintería, se producía cal, se hacía trabajos temporales errantes y se dedicaban al contrabando. A fines del siglo XIX los hiiumeños empezaron a dedicarse activamente al transporte marítimo. Con el dinero ahorrado, entre los años 1870–1940 solamente en la comarca de Emmaste se compraron o construyeron 70 barcos. Con los barcos más pequeños de un solo mástil transportábase mercancías entre Riga, Tallinn y Suecia; los más grandes —de hasta tres mástiles— llegaron incluso hasta Argentina y Chile.
Aceña Kahala. En el molino de agua del molinero de Kahala iban a molturar sus granos los granjeros de varias aldeas. La temporada alta era el otoño: entonces se faenaba de noche y de día. Al molinero se le daba su parte, que consistía de 2-3 unidades llamadas toop por cada bolsa. (O sea entre 2,5 y 3,7 litros. -N. del Tr.-)
Cuartel del bomberos de Orgmetsa. En la segunda mitad del siglo XlX, con la preocupación respecto a la seguridad de inmuebles contra incendios, se empezó a crear compañías de bomberos voluntarios. Estas compañías pueden considerarse como barco insignia de la actividad social organizada por estonios. La actividad de estas compañías cobró especial ímpetu en los años 1920–1930, cuando estas sociedades bomberiles tuvieron además papel de impulsores de la vida cultural. En su seno funcionaban bandas de música de instrumentos de viento, se organizaba colectas para caridad y fiestas vespertinas.
Tienda aldeana de Lau. En la tienda de Lau se tiene la posibilidad excepcional de conseguir mercancías que los aldeanos compraban en los años de 1930. Quien necesite una tarjeta de felicitación, hilo y aguja, tela para una camisa o un delantal, una guadaña, un balde, vajilla, puede comprarlos de la tendera. Así como es sabido, nadie sale de esta tienda sin comprar confites, chocolates o refrescos.
La escuela de Kuie. La tasa de alfabetismo de los estonios siempre fue elevada. A finales del siglo XIX, el 77% de estonios sabía leer y escribir. Para los niños de 10–13 años la escuela era obligatoria y el año escolar se extendía desde el 15 de octubre hasta el 15 de abril. Se estudiaba historias de la biblia, catecismo, lectura y escritura en estonio y en ruso, operaciones elementales de aritmética, y canto.
Finca Sepa. La familia granjera era autosuficiente con la mayor parte de los trabajos manuales, pero los caballos, las carretas y los trineos los solían herrar donde el herrero de la aldea. Algunas veces había que negociar con uno de afuera para que viniera si en la aldea no existía hombre de tal oficio. La granja Sepa en Palometsa fue edificada precisamente por granjeros locales para encandilar al maestro herrero Harakas y atraerlo al pueblo.
La taberna de Kolu. Para los campesinos varones las fondas eran como lugares de reunión. Allí se iba, aparte de beber aguardiente, a bailar, a hacer planes, a contratar peones. Aunque históricamente en las fondas de los caminos se servía tan sólo comidas ligeras y licorcitos, ahora en la cantina de Kolu del Museo se disfruta de un menú suculento. Siempre hay servidos potajes nacionales, empezando por pan de cebada y sopa de guisantes hasta asado de cerdo y kama (bebida hecha de leche vinagre. N. del Tr.-)
- Dispón de tiempo: 2,5 – 3 h
- Distancia de la ruta: ~ 3,1 km
- Principales puntos de interés:
Finca Sassi-Jaani, Finca Köstriaseme, Finca Härjapea, Kapilla de Sutlepa, Finca Roosta, Casa de oración de la Hermandad (de Moravia), Finca Jüri-Jaagu, Finca Kolga, Aceña Kahala, Cuartel del bomberos de Orgmetsa, Tienda aldeana de Lau, La escuela de Kuie, Finca Sepa, La taberna de Kolu.