El molino de viento de Kalma fue construido en 1897 en la aldea de Kalma de la parroquia de Torma, por Jakob Sõber, maestro de molinos de Mustvee, cumpliendo encargo de Juhan Särk. Este último con la pesca en el lago Peipsi ganó dinero para la edificación del molino. El molino de Kalma representa en el Museo al molino tipo holandés, cuya principal característica es una cabeza rotativa que semeja a gorro con aspas. Se le llevó al Museo en 1972, y se le armó entre 1991-1995.
En las haciendas donde durante siglos era más abundante la cosecha de granos se construyeron por lo general grandes molinos de piedra, conocidos como molinos holandeses, donde molturábanse con dos pares de piedras. Los campesinos adquirieron derecho para construir molinos después del 1871, cuando los hacendados perdieron el "derecho de molino". En las fincas frecuentemente construíanse molinos de madera. Sólo con el oficio de molinero por lo general no se podía sostener familia, así, cultivaban también la tierra o practicaban aparte cualquier otra ocupación.
A principios del siglo XX molinos más potentes de agua y de vapor aventajaron a los molinos holandeses, configurando estos últimos con sus enormes cuerpos de piedra el paisaje de Estonia hasta el día de hoy.
El molino de Kalma posee cuerpo de madera. En el primer piso, en el cuarto de molinar, la parte inferior de su poderoso eje sujeta gran rueda dentada -catalina- de rayos de madera, que gira auxiliada de värkel y pill (eje adjunto de transmisión) desde su parte inferior comunicándole movimiento a las piedras moledoras superiores, donde hállase también cajas de harina. En el segundo piso hay un espacio para piedras moleras, con dos pares de piedras labradas sobre las que hay colocadas tolvas de madera. En el tercer piso hay un techo de bolsas o granos. Aquí se echan granos de la bolsa al tubo de madera -truup (sumidero)- a través del cual los granos caen hasta la tolva. En el cuarto piso se encuentra una catalina inclinada en cuyo pico están sujetas las aspas que imprime movimiento al eje vertical. Las teleras de las velas se hallan colocadas en sesgo para aferrarse mejor al viento. Con viento leve agregábasele los lienzos de lona a las aspas. Con auxilio de una palanca desviaban solamente la cabeza del molino dirigiéndola hacia el viento.